Buceando un día por las estanterías de casa de mi abuela, me encontré con unos libritos que había olvidado por completo, pero que fueron los que me iniciaron en el hábito de la lectura cuando apenas contaba diez años. Recordé de golpe esas noches en que a escondidas seguía leyendo en mi cuarto, una vez que el toque de queda había sido ordenado por mi madre, y cómo después de apagar la luz me tenía que esconder bajo las sábanas para huir de los monstruos que me perseguían, fruto de mi imaginación, alimentada por la lectura de esos libros que –como siempre las madres tienen razón- acabarían por pudrirme el cerebro.
Mi proveedor de bolsilibros era una carbonería que se encontraba cerca de mi casa, en el madrileño Barrio de Salamanca, que cada día sacaba a la calle una caja de cartón repleta de estas novelitas, al módico precio de 5 pesetas, por lo que puedo presumir que en mi caso sí se trataba de “novelas a duro”.
En su momento acumulé más de cien de esas novelas, cantidad que entonces me parecía impresionante, todas ellas de las colecciones Selección Terror (mis favoritas) y la Conquista del Espacio, de autores con nombres rimbombantes que yo imaginaba americanos, y a la postre resultaron ser más españoles que el Fari. Fruto de ese absurdo proceso que conocemos como madurar – o echarse a perder, según se vea- me deshice de casi todo, para dejar paso a lecturas más sesudas que en aquel momento pensé erróneamente que me convertirían en alguien más interesante, de modo que sólo conservaba en ese momento diez de ellas, prácticamente todas del mismo autor, que, como ya os podéis imaginar, era Curtis Garland.
A partir de ese día, con la intención de recuperar al menos en parte la emoción que sentía cada vez que iba a la carbonería a rebuscar en esa bendita caja de cartón, volví a coleccionar bolsilibros, y a día de hoy cuento con una modesta cantidad de ellos.
No soy ningún erudito ni estudioso del tema, soy un simple aficionado a la lectura en general, que considera injusto el olvido en el que parecen haber caído los autores de este tipo de literatura en España, menospreciados en la mayoría de los casos, y que sólo por el hecho de haber servido para que leyeran miles de personas de forma habitual, debieran ser objeto de homenaje.
En los últimos tiempos parece haber surgido un reducido número de personas que reivindican esta literatura, e incluso se están produciendo reediciones de algunos títulos por parte de editoriales independientes de nuevo cuño, lo que podría suponer un resurgir del bolsilibro en el panorama editorial español.
El único fin de este blog es hacer microreseñas de algunos de estos libritos, del mismo modo que otros blogs ya existentes, con la idea de compartir con otros aficionados –si es que puede interesarle a alguien- mi opiniones, y en la medida de lo posible, realizar una modesta contribución a la memoria de todos esos autores que semana a semana elaboraban una nueva entrega destinada al entretenimiento popular, en algunos casos con una calidad que poco o nada tiene que envidiar de los actuales bestsellers. Como es lógico, la mayor parte de la información que aquí figure la habré obtenido de la red, por lo que procuraré en todo momento poner la fuente para que el mérito se lo lleve quien se lo merece. Invito asimismo a cualquier persona que pueda aportar cualquier dato adicional a ponerse en contacto conmigo, para añadirlo cuando sea pertinente, y siempre que el interesado quiera, por supuesto.
Desde este mismo momento pido disculpas por los fallos que pueda contener este blog, tanto a nivel técnico(es mi primera experiencia en blogs) como estilístico: tardo más en escribir cada reseña que lo que empleaba Curtis Garland en escribir tres novelas, y mi redacción es peor que la de Joseph Berna en su peor día, aunque espero que sin tanto punto y aparte.
Invito a cualquiera que lea esto a que intente escribir en una semana un relato con un mínimo sentido en este plazo. Eso mismo lo hicieron muchos de estos escritores a lo largo de muchos años.
¿PERO QUÉ ES UN BOLSILIBRO?
Aunque el objetivo principal del blog es aportar información (a ser posible inédita) sobre los distintos autores de novela popular española, me he ido convenciendo de que es un error dar por sentado que todo el mundo conoce este universo literario, pues estaría cerrando las puertas a algún posible nuevo aficionado que parta de cero.
Por este motivo, me he decidido a explicar en esta presentación los conceptos de bolsilibro y novela popular. Aunque yo mismo tiendo a emplear indiscriminadamente ambos términos como si fueran la misma cosa, la realidad es que no lo son. También debo aclarar que mucha gente conoce este tipo de libros como “novelas de a duro” (durante mucho tiempo su precio fue de 5 pesetas), o como “novelas de kiosco”, por ser el lugar donde se solían comprar/ cambiar.
La novela popular en España es el equivalente a lo que en otros países se denomina “Pulp”, submundo literario muy valorado fuera de nuestro país por el público en general, mientras que en España todo lo referente a la literatura popular ha sido sistemáticamente despreciado – tanto los escritores como los lectores -, hasta haber logrado prácticamente enterrarlos en el olvido.
El término pulp hace referencia al desecho de pulpa de madera con que se fabricaba un papel amarillento, de muy mala calidad y sin guillotinar pero de coste muy barato con el que se imprimían estos libros, inicialmente con formato de revista, y que permitían un precio final al consumidor muy bajo.
Estos libros, dirigidos a un público masivo que buscaba una lectura sencilla como medio de evasión, ponían el énfasis en la aventura y la intriga, dando una especial preeminencia a la trama sobre la presentación de los personajes, dejando en un segundo plano el diálogo y el estilo literario para favorecer una narración ágil. Generalmente los libros contaban con unas llamativas portadas ilustradas que servían de reclamo al lector, y que en muchos casos son el principal motivo por el que hoy en día la gente colecciona estas novelas.
La novela popular en España, con unas tiradas por título hoy en día impensables, se distribuía en puntos de fácil acceso al consumidor, generalmente en los kioscos (motivo por el que también se llama literatura de kiosco), y al coexistir gran número de publicaciones con periodicidad generalmente semanal, obligaba a los autores a contar con plazos de entrega que en ocasiones podían resultar inhumanos. El poco tiempo del que disponían para escribir cada título, y el propio modelo que imperaba en el mercado, hacía que se abandonara el estilo literario y la complejidad de las tramas en aras de una narración ágil y sencilla de entender por cualquier tipo de lector.
Otra de las principales características de la novela popular española es que los autores no escribían prácticamente nunca con su nombre auténtico, sino que empleaban diferentes seudónimos, por motivos que son objeto de otra reseña en este mismo blog. Esa política de empleo de seudónimos provoca una dificultad aún mayor a la hora de encontrar información sobre los autores, hasta el punto que hay todavía un buen número de escritores de los que se desconoce su verdadera identidad.
Es importante comprender que el concepto de este tipo de publicaciones es que en origen eran libros nacidos única y exclusivamente para ser leidos y luego deshacerse de ellos, bien porque directamente se tiraran a la basura o –lo más habitual- para ser llevados a librerías o kioscos para cambiarlos por otras novelas que a su vez volverían a ser leídas y devueltas para un nuevo cambio, en un ciclo vital que convertía las novelas –ya de por sí de una ínfima calidad- en poco menos que despojos literarios. Este es uno de los motivos por los que es tan difícil hoy en día encontrar ejemplares en condiciones aceptables, a pesar de las altas tiradas que imperaban en la época.
La novela popular en España trataba todo tipo de géneros:
- Novelas del Oeste. Todo el mundo recordará las novelitas de Marcial La Fuente Estefanía, Silver Kane, Keith Luger, o “El Coyote”, de José Mallorquí. Es probablemente el género más fácil de asociar al concepto de la novela popular, tanto por número de colecciones dedicadas al mismo como por duración, hasta el punto que todavía hoy en día se siguen vendiendo novelitas del Oeste.
- Novela romántica. El icono es por supuesto Corín Tellado, de la que se dice que escribió unas 4.000 novelas, aunque hay infinidad de autores que se han volcado en este popular género, incluyendo muchos hombres que solían adoptar como seudónimo un nombre de mujer, pues este tipo de novelas se asociaba generalmente al lector femenino, que prefería libros escritos por otras mujeres. Seguramente muchos hombres leían también este tipo de novelas, pero difícilmente lo reconocerían en aquellos años.
- Novelas policiacas y de espionaje. En la década de los 50-60 este género tuvo una auténtica explosión que supuso la proliferación de colecciones dedicadas al mismo, y que constituyen la primera piedra en la construcción de la novela negra española. Servicio secreto, FBI, Punto Rojo, Agente Federal, C.I.A, Scotland Yard, Brigada Secreta… y muchas más colecciones míticas.
- Novelas de Terror. Probablemente el género menos prolífico de todos, y el que más tarde llegó, pero que ha dado obras de gran nivel y que supuso el origen del terror literario en español. Para una información más detallada sobre las publicaciones de este género recomiendo visitar la excelente página bolsilibrosdeterror.blogspot.com para hacerse una idea de las distintas colecciones de terror publicadas dentro de la novela popular.
- Novelas de Ciencia Ficción. Género que permitió dar rienda suelta a la imaginación de los autores, pues en las páginas de estas novelas cabía cualquier cosa por muy disparatada que pudiera parecer. Generalmente los autores se limitaban a hacer sus propias reinterpretaciones de películas o novelas del género. En este género destacaría las colecciones “Luchadores del Espacio”, “Espacio Toray” y “La conquista del espacio”. Desde luego para conocer a fondo las colecciones de este género, es obligado bucear en la extraordinaria web ciencia-ficcion.com.
- Novelas bélicas. En su momento fue muy popular, por la proximidad con la segunda guerra mundial, pero fue perdiendo tirón a partir de los años 60.
- Novelas de aventuras. Género que permitía a los autores trasladar al lector a exóticos escenarios, bien a través de relatos de piratas (que de por sí constituyen casi un género independiente), o en junglas y montañas lejanas. Míticas colecciones como El pirata negro, de editorial Cliper, Congo, de editorial Bruguera, o Proezas de Rollán, son sólo algunos ejemplos de este popular género.
- Otros géneros: de forma muy minoritaria, y limitados a periodos de tiempo muy cortos, aparecieros otro tipo de géneros, como el deportivo, o el erótico, pero en ningún caso tuvieron ni la repercusión ni el recorrido del resto.
En resumen, el concepto de novela popular (pulp en inglés), se refiere a un tipo de libro dirigido a un público masivo que busca una lectura amena y sin pretensiones, con una calidad de edición muy barata que permite un precio final muy económico, de gran tirada y periodicidad corta, y escrito por una serie de autores que se convertían en auténticos esclavos de la máquina de escribir, por la ingente cantidad de páginas que se veían obligados a entregar en plazos a veces ridículos.
El concepto de bolsilibro se refiere sin embargo a un formato de novela popular muy determinado.
Dentro de la novela popular en España se han realizado ediciones en muy diversos formatos, pero hay dos que destacan muy por encima de los demás:
- Formato revista. Especialmente en los primeros años de la novela popular, el formato estándar de edición era tipo revista, con un tamaño de 25 X 17 (aunque varía de unas colecciones a otras), escritos a doble columna, y con un número de páginas que rara vez excedía de las 100.
- Formato bolsilibro: este formato, el más generalizado en la novela popular española, corresponde a unos libros de 10,5 cm de ancho y 15 cm de largo, encuadernados con goma y con unas tapas de cartón de baja calidad que contaban con sus correspondientes portadas ilustradas. Aunque el término bolsilibro se debe a la editorial Bruguera, que asignó ese término a sus colecciones de novela popular, finalmente se ha extendido a todas las colecciones que tienen este formato, con independencia de las editoriales que las publicaran. El número de páginas se acercaba al principio a las 150 páginas, para acabar teniendo 96 páginas, lo que obligaba a los autores a ser cada vez más concisos en el desarrollo de las tramas.
Espero que esto sirva de aclaración a las personas que no conozcan aún a fondo el enrevesado mundo de la literatura popular en España, considerada infraliteratura de forma despreciativa durante años, olvidando los muchos efectos positivos que estos libros han tenido en miles y miles de personas que no hubieran leído si no es gracias a estas ediciones económicas, y condenando al olvido a los autores, que en muchas ocasiones tenían una gran calidad, y que en ningún caso merecen permanecer en el limbo de la historia de la literatura de España.
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Yo descubrí estas novelillas en el trastero de mi abuela y también leía a escondidas por la noche, que es cuando mejor se lee. Todavía tengo algunas en casa de mis padres. Y algo que no sabía hasta hace poco, es que los autores eran españoles, ¡madre mía!
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Lady Fanny, me disculpo por contestar tan tarde a su comentario. Esos trasteros llenos de maravillas… ¡Quién los pillara!. Un saludo
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Pues yo soy uno de los nuevos aficionados a los bolsilibros y creo que pronto me convertiré en adicto, porque cada vez me están gustando más. Ya he leído varios y basándome en mi experiencia directa puedo decir que en cuanto a calidad hay de todo, desde obras muy divertidas y bastante buenas hasta algún bodrio infulmable, pero en general la calidad me parece bastante aceptable. Puede que algunos de estos libros sean mejores que muchos de los clásicos consagrados de la literatura que nos venden como lo mejor de lo mejor y que a lo mejor son un truño o un coñazo.
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Gracias por su cometario, Lectorvoraz. Precisamente una de las bondades de leer esta literatura es precisamente encontrase con auténticas sorpresas literarias. Independientemente del innegable interés histórico y social de esta literatura, hay que destacar que son realmente entretenidas. Poco más se puede decir.
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También me considero un amante de estas reliquias de la literatura española. Una vez encontré abandonada una caja llena de novelitas de M.L.F que regale a una coleccionista… ique me arrepiento! aunque en ese entonces no era aficionado aun a los míticos bolsilibros. Excelente artículo amigo, gracias por tan buenos detalles que muchos desconocemos ¡Propuesta de una calle o un monumento en España a los viejos autores de estas joyas olvidadas!
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Amigo Daniel, ¿quién no tiene en el recuerdo alguna reliquia abandonada en un momento determinado de nuestras vidas?. Afortunadamente siempre hay tiempo para intentar recuperarlas. Un saludo, y apoyo tu moción para el monumento/calle a estos autores, aunque alguno ya dispone de ella. Lo merecen.
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Hola.
Me ha gustado mucho el blog.
Yo descubrí los «bolsilibros» a mediados de los ochenta,los editaba «FORUM».Me enganche a la serie «Thanatos»,la de terror.Yo empece a leer con ellos.Me gustaba mucho Frank Caudett.
Me gustaría saber de algún sitio donde se puedan conseguir.Lo intente por la página «Todocolección»,pero no me salió bien.
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Muy agradecido por sus amables palabras sobre el blog. respecto a la forma de conseguir estas novelas, efectivamente cada vez resulta más complicado (y caro) al haberse convertido en objetos codiciados por los nostálgicos coleccionistas. De todas formas, de vez en cuando se encuentra algún lote a precios razonables. Un abrazo!
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