John Wood Campbell Jr, editor y fundador de la revista Astounding Science Fiction en plena “edad de oro” de la ciencia ficción, defendía la imposibilidad de mezclar la ciencia ficción con el género policiaco. Según él, el detective podría recurrir en cualquier momento a una máquina que resolviese el crimen, de modo que la intriga literaria no tendría sentido.
Isaac Asimov no estaba de acuerdo, y para demostrar que Campbell se equivocaba experimentó en este terreno, cuyo camino ya había inaugurado Alfred Bester en 1953 con la publicación de “El hombre demolido”.
Asimov, uno de los más grandes escritores de ciencia ficción de la historia, está considerado por tanto como uno de los primeros autores en mezclar la ciencia ficción con la novela policiaca, y de hecho ha recurrido de forma habitual a este “transgénero” con obras como “Las bóvedas de acero” (1954), “El sol desnudo” (1957), “Estoy en Puertomarte sin Hilda”, o en gran parte de sus relatos de robots, donde el detective debía encontrar al responsable de un crimen que en muchos casos parecía responsabilidad de un robot.
La línea marcada por Asimov sería después asumida por otros autores como Philip K Dick, con “Sueñan los androides con ovejas eléctricas”, escrita en 1968, obra a la que le seguirían una larga lista de libros de tinte similar.
Pues bien, a finales de 1959 la editorial Toray publica el primer número de una colección que, por su original temática, se ha convertido con el tiempo en uno de los grandes clásicos de la literatura pulp en español. No es que fuera la primera muestra de esta fusión de géneros, pues hay múltiples ejemplos en la colección espacio futuro de Toray, pero sí que es el primer caso en el que se dedicaba una colección en exclusiva al tema.
Estamos hablando de S.I.P (Spacial International Police), una curiosa colección mezcla de los géneros de ciencia Ficción y policiaco, cuya principal característica es que cada número estaba protagonizado por un agente distinto, debido a un peculiar motivo que explicaremos más adelante, y cuyo espíritu se define perfectamente en la contraportada del primer título de la colección:
“El hombre ha dominado el espacio, pero la ambición, la maldad y el crimen han seguido a los abnegados pioneros que han posado sus plantas en los nuevos planetas. Por eso la Tierra, para defender la Ley y la justicia, ha creado una nueva fuerza: la Spacial International Police”
La colección constó de un total de 81 números, cifra considerable teniendo en cuenta la poco habitual temática de la serie, y se publicó entre los años 1959 y 1962, al precio de 6 pesetas al principio, y 7 pesetas al final.
Con el clásico formato de 15,5 × 10,5 centímetros y 128 páginas, estas novelas destacan poderosamente por sus llamativas portadas firmadas de forma habitual por Ayné y un tal Jorge.
Respecto a los autores responsables de la colección, no tengo que dedicarle mucho espacio, pues fueron únicamente dos: Juan Gallardo Muñoz y Enrique Sánchez Pascual, dos de los pilares de la editorial. El primero de ellos empleó su conocido seudónimo de Johnny Garland para escribir un total de 20 novelas, mientras que Sánchez Pascual, como era habitual en él, recurrió a tres seudónimos distintos: W. Sampas (31 títulos), Alan Star (27) y Alan Comet (3), con lo que los lectores de la época tenían la sensación de que la colección la escribían entre cuatro autores.
La relación completa de los títulos de la colección es la siguiente:
Nº |
TÍTULO |
AUTOR |
1 | El secreto del circo espacial | W. Sampas |
2 | Asesinato en Luna-término | Alan Comet |
3 | Chantaje, S. A. | Alan Star |
4 | Canales de sangre | W. Sampas |
5 | Hombres sin alma | Alan Star |
6 | Banda de telépatas | W. Sampas |
7 | Arma secreta | Alan Star |
8 | Traficantes cósmicos | W. Sampas |
9 | Traidor al servicio | Alan Star |
10 | ¡Perjuro! | W. Sampas |
11 | El gang del terror | Alan Star |
12 | Asesinato, servicio garantizado | W. Sampas |
13 | El valle de los muertos | Alan Star |
14 | Seguro de muerte | W. Sampas |
15 | Lista negra | Alan Star |
16 | Asesino telépata | Alan Star |
17 | Simbiota criminal | Alan Star |
18 | El imperio de la muerte | W. Sampas |
19 | El continente maldito | Alan Star |
20 | Raptores espaciales | W. Sampas |
21 | La banda del cerebro | W. Sampas |
22 | Sindicato de bandidos | W. Sampas |
23 | Agente espacial | Alan Star |
24 | Asalto al heliexpreso | W. Sampas |
25 | Primera misión | W. Sampas |
26 | ¡Miedo en la S. I. P.! | Alan Comet |
27 | Fábrica de asesinos | W. Sampas |
28 | Virus fatal | Alan Star |
29 | Prueba de sangre | W. Sampas |
30 | Ídolos de barro | Alan Star |
31 | Hermandad negra | Johnny Garland |
32 | Tongo, ciudad prohibida | W. Sampas |
33 | Emisión de muerte | W. Sampas |
34 | La peste dorada | Johnny Garland |
35 | Con el agua al cuello | Alan Star |
36 | Contrato fatal | Alan Comet |
37 | ¡Muerte a distancia! | Alan Star |
38 | El horror verde | Johnny Garland |
39 | Muerte fosforescente | Johnny Garland |
40 | Garras invisibles | W. Sampas |
41 | Cráneo de plata | Johnny Garland |
42 | Rejas | arena de Alan Star |
43 | El signo de la momia | Johnny Garland |
44 | Fuego mortal | W. Sampas |
45 | Policía podrida | Alan Star |
46 | El planeta negro | Johnny Garland |
47 | ¡Llega el Ku-Klux-Klan! | Alan Star |
48 | La plaga azul | Johnny Garland |
49 | Agente femenino | W. Sampas |
50 | Cadáver en el espacio | Johnny Garland |
51 | La banda de los nictálopes | W. Sampas |
52 | ¡Callowan culpable! | Alan Star |
53 | ¡S. I. P. contra la ley! | Johnny Garland |
54 | Un gangster en la S. I. P. | Alan Star |
55 | Tela de araña | W. Sampas |
56 | Trampa para caballeros | Alan Star |
57 | ¡S. O. S., Tierra! | Johnny Garland |
58 | Tráfico inhumano | Alan Star |
59 | Space boys | W. Sampas |
60 | El supercerebro | Johnny Garland |
61 | Locura dirigida | Alan Star |
62 | Póquer de damas | Alan Star |
63 | Cadáveres incompletos | W. Sampas |
64 | Asesinos en la torre | W. Sampas |
65 | Poder infernal | Alan Star |
66 | Ladrones de tumbas | W. Sampas |
67 | Piratas submarinos | W. Sampas |
68 | ¡Ultimátum! | Alan Star |
69 | Ojo por ojo | Alan Star |
70 | Huellas sobre la arena | W. Sampas |
71 | ¡Pánico! | Johnny Garland |
72 | Sinfonía en lüger sostenido | W. Sampas |
73 | El legado de un gangster | Alan Star |
74 | Tráfico siniestro | Johnny Garland |
75 | Voluntario para morir | W. Sampas |
76 | Asesino del tiempo | Johnny Garland |
77 | La torre de la galaxia | Johnny Garland |
78 | Con la muerte en órbita | Johnny Garland |
79 | ¡Sucederá mañana! | Johnny Garland |
80 | La fórmula del Apocalipsis | Johnny Garland |
81 | El fin de la S. I. P. | Johnny Garland |
Los argumentos de la colección responden a una trama policíaca ambientada en un futuro próximo –finales del siglo XXI-, en el que la humanidad ya ha colonizado el Sistema Solar, desarrollándose gran parte de las historias en la Luna o Marte, aunque también en la Tierra.
El eje conductor de la serie es la S.I.P., (Siglas de la Policía Internacional Espacial), un sucedáneo interplanetario del F.B.I., y, como ya comenté antes, cada libro está protagonizado por un agente distinto de la organización. El motivo de que no repitan protagonismo es que entre los muchos requisitos que se exigen al selecto grupo de personas capacaes de acceder al S.I.P, es que deben mantener el más estricto celibato, y como en cada libro el protagonista acaba comprometiéndose con la heroína de turno, el resultado es que debe abandonar la organización. Si esto os parece extraño, me gustaría recordaros que en España, en 1964, si una mujer contraía matrimonio, perdía la condición de funcionaria, así que en este caso al menos la norma absurda es igual para todo el mundo.
El único personaje recurrente en la colección, que servía de enlace entre un número y otro, era el agente Callowan, director de la S.I.P., del que debemos esperar que no se comía un rosco, o que tenía una tendencia sexual no muy bien vista en la época en que fueros escritas las aventuras del SIP. Si nadie sospechaba en aquellos años nada raro de la eterna soltería de Batman y su extraña relación con Robin, ¿cómo iba a dudar nadie del buen agente Callowan?.
Al final del primer título de la colección, el propio Donald Callowan lo explica perfectamente:
“Nadie tan hermoso como Sonia le esperaba a él, eterno soltero, enamorado solamente de aquella singladura que hacía temblar a los criminales de todo el universo: la Spacial International Police”
Además de Donald Callowan, otros personajes repetían personaje, aunque con un protagonismo y frecuencia muy inferior, como Pat Sullivan, un genio científico que colabora con la organización, o Iko Namura, director de la sección oriental de la S.I.P.
Para hacer un resumen de la colección no se me ha ocurrido nada mejor que redactar una reseña del primer y último título de la misma, siendo además especialmente representativos por corresponder cada uno de ellos a los dos únicos autores que participaron en la serie.
Título: EL SECRETO DEL CIRCO ESPACIAL
Autor: W. SAMPAS
Colección S.I.P Nº 1 Editorial Toray
Portada: Jorge
1ª edición: 1959
Mi admirado Enrique Sánchez Pascual fue el encargado de abrir la colección, sentando las bases de la que sería su estructura habitual, empleando para ello su seudónimo de W. Sampas (William /Enrique – Sam/Sánchez –Pas/Pascual).
El director de la S.I.P, Donald Callowan, hace llamar al novato Lam Curtis, un agente recién salido de la academia, para asignarle su primera misión: deberá infiltrase en el circo espacial, una compañía que ha ido viajando por distintos planetas exhibiendo su colección de extravagantes criaturas y que ha solicitado instalarse en Nueva York con carácter indefinido. El objeto de la misión no es otro que asegurarse de que los ocho extraños seres que se exhiben –uno por cada planeta del sistema solar, a excepción de la Tierra- no representan peligro alguno para la ciudad. Las originales criaturas que sirven de base del circo son Elena, una ventosa gigante de Venus; Duende, un simio telepático de Urano; Thula, una babosa de 5 toneladas de Júpiter; Focus, un humanoide primigenio de Mercurio; Októn, un visón de Marte; Milcaras, un metamórfico caracterizador de Saturno; un tal Trak de Neptuno; y Glazón, un extraño humanoide de Plutón.
Sin más dilación, el novato Curtis, haciéndose pasar por un tal John Caster, se presenta a la entrevista de trabajo, donde es seleccionado, entre los muchos aspirantes que se presentan, por Sonia Kleber, la bella y arrogante hija del director del Circo, para que se encargue de la alimentación de las criaturas, y de la limpieza de su carromato personal. Como deja muy claro el agente Curtis, son increíbles las espantosas labores que debe realizar un agente de la SIP. ¡No sólo ponen en riesgo sus vidas, sino que tienen que rebajarse a limpiar!
Además de tener que soportar las órdenes personales de la Srta. Kleber, Curtis recibe de Tom Ferguson, el domador de las 8 criaturas del circo, las correspondientes instrucciones para su mantenimiento. Unas criaturas que requieren cada una de ellas unos particulares cuidados, especialmente en lo que respecta a su alimentación, vegetariana en unos casos, carnívora en otras, y simplemente extraña para el resto.
Al día siguiente, tiene lugar la primera representación del espectacular circo espacial, a la que acude el propio Donald Callowan en compañía de otro agente de la SIP. Allí se presentan al público los principales responsables del espectáculo: Martin Kleber, director del circo; Fred Cunnigan, el cazador que capturó a todas las criaturas; el ya mencionado Tom Ferguson, domador de las mismas; y la propia Sonia Kleber, que se encarga de la presentación de uno de los números.
La representación muestra al público asistente las especiales habilidades de cada una de las 8 criaturas exhibidas, poniendo en pie a todos los espectadores de tan asombroso espectáculo, con la excepción de Donald Callowan, que entiende el grave peligro que puede suponer la existencia del circo espacial.
Nadie sospecha que esta representación será el principio de una serie de escalofriantes asesinatos sin aparente explicación.
No sé si será casualidad que entre los personajes de este primer título de la SIP se encuentren DONALD Callowan y Lam CURTIS, o se trata de un guiño de Enrique Sánchez Pascual al que pronto sería su compañero de fatigas en la colección, Juan Gallardo Muñoz, más conocido en aquel momento como Donald Curtis.
Por otro lado, el falso nombre con el que entra a trabajar en el circo el agente Curtis -John Caster-, parece un claro homenaje a John Carter, el maravilloso personaje de la serie marciana de Edgard Rice Burroughs. De hecho, durante el libro, supongo que por error de imprenta, se emplea en muchas ocasiones directamente el nombre de John Carter.
También me he planteado si los personajes de Martin y Sonia Kleber no serán un arriegado homenaje del autor a Manfred Zalmánovich Stern, un conocido militante comunista que adoptó en las brigadas internacionales el sobrenombre de Emilio Kleber, llegando a ser conocido como “el salvador de Madrid” por su importante papel en la batalla de la ciudad universitaria, decisiva en la defensa de la capital durante la guerra civil española. Hay que recordar que Enrique Sánchez Pascual militó en el bando republicano durante el conflicto, motivo por el que tuvo que exiliarse posteriormente a Francia, aunque desconozco si pudo conocer personalmente a Kleber, que por otro lado se convirtió en un símbolo propagandístico para los partidarios de la República.
Como siempre que leo ciencia ficción en este tipo de libros, me gusta analizar la visión del futuro que tienen los autores, especialmente en los aspectos sociales.
No parece a finales del siglo XXI, el futuro en el que se sitúa la acción de la S.I.P., hayan cambiado mucho las cosas respecto a principios de los años 60, cuando fue escrita la colección.
El papel de la mujer sigue siendo el de un florero sometido a los designios de los hombres, y aunque el personaje de Sonia Kleber –única mujer con un papel destacable en la trama- posee en apariencia un fuerte carácter indomable, a la hora de la verdad cumple con el papel de hembra obediente cuya máxima aspiración en la vida es el matrimonio, tal y como se espera en esta clase de obras.
Respecto al tema del racismo, los negros son ciudadanos de segunda clase cuya máxima aspiración es lograr un trabajo de sirviente o aquellos cuyas tareas no requieran un especial esfuerzo intelectual. Para que os hagáis a la idea, hay un personaje en la novela llamado Minie, que es la sirvienta negra de la familia Kleber, y que como mandan los cánones llama “amita” a Sonia Kleber.
Otro personaje de color es Lewis, un asustadizo trabajador que ayuda a Lam Curtis en las labores de mantenimiento del circo, y que no destaca precisamente por su coeficiente intelectual. Cada vez que el autor alude a este personaje se refiere a él simplemente como “el negro”. Habrá quien se escandalice con estos contenidos, o incluso quien piense que habría que censurar estos pasajes en caso de una hipotética reedición de estas obras, pero no debemos olvidar que no dejan de ser el fiel reflejo de otra época. Si nos ponemos a tachar, a ver cuantas obras clásicas de la literatura universal resisten el paso del tiempo.
Título: EL FIN DE LA S.I.P
Autor: JOHNY GARLAND
Colección S.I.P Nº 81 Editorial Toray
Portada: Ayné
1ª edición: 1962
El afamado Juan Gallardo Muñoz fue el encargado de echar el cierre a la colección de la S.I.P, escribiendo los 6 últimos números de la misma, incluyendo esta novela –la última- cuyo título no puede ser más apropiado: el fin de la S.I.P.
La historia empieza con un preludio donde un derrotado Donald Callowan se lamenta porque la S.I.P ha sido disuelta como consecuencia de una conspiración perpretada con precisión milimétrica por el crimen organizado, que ha vencido en la guerra que mantenía con las fuerzas del orden. No sólo se ha ordenado la disolución de la S.I.P, sino que además los pocos agentes que quedan en activo son perseguidos por la justicia internacional, viéndose obligados a ocultarse tras identidades falsas.
A partir de este momento la novela narra cómo se ha llegado a esta desastrosa situación. Todo comienza cuando la S.I.P comienza a investigar el misterioso robo de un artefacto llamado la “Supermachine” y la desaparición de su inventor, el brillante profesor Silas Caldwell. Para tan compleja misión resulta elegido uno de los mejores agentes de la organización, Larry Karvis, que es enviado a Australia para encontrar las claves del caso.
La SIP está especialmente preocupada por la desaparición de la mencionada máquina, pues se dice que es capaz de ejercer un completo dominio sobre la naturaleza humana, tanto sobre la mente como sobre el cuerpo, lo que podría dar un poder casi absoluto a su poseedor.
Con este preocupante panorama Karvis inicia su investigación en el Kangaroo, un lujoso night club de Melbourne regentado por un siniestro personaje llamado Snake, último lugar en el que fue visto el profesor Caldwell antes de su desaparición, acompañado de una bella joven.
Intentado localizar a la misteriosa mujer que acompañaba al profesor, Larry conoce a Agnes Kahr, una cándida joven que por tristes circunstancias de la vida se ve obligada a trabajar como chica de compañía en el Kangaroo y que se convierte de inmediato en el mejor aliado del agente Karvis, sin sospechar que los eventos que acompañan a la investigación provocarán el fin de la S.I.P.
¿O no?
Una novela con escenas dignas del pulp más delirante, como la pelea con cuchillos eléctricos, o el asesinato de un testigo crucial, que muere atravesado con ¡un dardo de oro!. Goldfinger anda suelto en el futuro.
La trama podría perfectamente haberse desarrollado en Chicago en los años 30, pues no deja de ser una historia de las fuerzas del orden contra la mafia, lo que obliga a Juan Gallardo a introducir un montón de detalles que nos permiten situarnos en el futuro imaginado por el autor: las ejecuciones de presos se llevan a cabo en cámaras electrónicas; la existencia de “telecards”, que vendría a ser como un fax; los turbomóviles, unos vehículos que funcionan con turbinas de retropropulsión; pistolas magnéticas…..
La tecnología puede haber cambiado mucho en el futuro, pero nuevamente los aspectos sociales parecen haberse estancado en lo referente al papel de la mujer, y como muestra, esta conversación que se desarrolla en el primer encuentro que mantienen Larry Karvis y Agnes Kahr en el Kangaroo:
– Lo único penoso es que perdiste a tus padres, Agnes, pero sé que este no es el final para una chica como tú. Hay otras metas mejores.
-¿Por ejemplo?
– Casarte.
– No digas tonterías. Una chica de club nocturno rara vez se casa.
Parece ser que en el futuro, el único destino decente de cualquier mujer sigue siendo contraer matrimonio. Y yo os pregunto:
¿Estarán las mujeres de hoy en día de acuerdo con este futuro?